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Les yeux turquoise des soeurs siamoises

San Martín

San Martín Tu barro putrefacto me ensucia las manos, las piernas, el sexo. Se cuela hasta mis entrañas y se escapa por mis ojos en forma de lágrima. El cuerpo saqueado, el sexo profanado, impregnada de tu barro.

Te cansaste de jugar con la niña que se mete en tu cama sin rechistar. Me tiraste al barro. Y aquí estoy, abandonada como los juguetes de reyes en marzo.

Nunca me gustó que me llamaran "muñeca". Me siento sucia. Sucia pero sonriente: no falta mucho para San Martín. Empieza a temblar, cerdo.

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