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Les yeux turquoise des soeurs siamoises

amor propio

Me dejó mucho después que lo nuestro acabara. Acabó en diciembre, cuando cerramos la puerta de la habitación 207 y devolvimos la llave. Algo se quedo ahí dentro. La señora de la limpieza debió llevárselo a casa para engordar su colección de los peines, los champús y los cepillos de dientes de los olvidadizos. Que le aproveche.

Me dejó mucho después que lo nuestro acabara. Firmó el parte de defunción cuando el hedor empezaba a molestar al barrio entero. ¡Qué larga agonía, la nuestra! Y llegó, como llegan todos los que se van. Y se fue, como se van todos los que llegan.

Esa noche lloré en la cama de otro, pero lloré. Y me privé de los gemidos, estaba de duelo. Pero no se confundan, no fueron las heridas de amor, las que no me dejaron dormir. Las más dolorosas eran las heridas de amor propio.

1 comentario

exagerada -

Precisamente por eso, por evitar una larga agonía, por no poder sollozar y que otro me oyera... Por eso, opté por dejarlo todo cuando nada era irrecuperable.
Precioso blog.