Blogia
Les yeux turquoise des soeurs siamoises

huidas de emergencia

Lo dejé por quedarse siempre el lado izquierdo de la cama. A los anteriores fui rechazándolos poco a poco. A uno por sesear cuando recitaba a Gil de Biedma, a otro por leer a Gala cuando yo devoraba Palahniuk.

Nunca necesité grandes motivos, pero eso no quiere decir nada.

Los que vinieron después tampoco se salvaron: nunca perdoné que me llevaran a la playa de madrugada, ni que me dejaran girasoles por las escaleras y mucho menos que guardaran semillas de colores en tarros de cristal.

Pero él fue el único me retrajo hasta la saciedad mi fobia al amor. Y yo lo dejé porque guardaba las uñas en una cajita de hojalata roja. Nunca necesité grandes motivos. Pero eso... eso no quiere decir nada (¿no?).

1 comentario

Bo Peep -

¿Te parece poco motivo que alguien lea a Antonio Gala? Jajajaja, a mí me parece más que suficiente para decir hasta aquí hemos llegado.